Tecnicolor

un mundo iluminado

cuando aún creemos

fecha de publicación: 03/01/2017

ilustrador/es

Jenny Penny pasó con nosotros las primeras Navidades que celebramos en Trehaven, aquellas legendarias primeras Navidades de las que hablaríamos durante años. Llegó en tren con mi hermano; llevaba una pequeña bolsa que sólo contenía una muda de vaqueros, otra de ropa interior y un anhelo largamente contenido de un cambio de escenario.
Joe nos contó que se quedó traspuesta frente a la ventanilla del vagón, desde que salieron de Exeter y durante todo el trayecto a lo largo de la costa. Aquello era lo más cerca que ella había estado del mar. Las olas lamieron su frente y su radiante sonrisa, y su reflejo permaneció inmóvil hasta que la deslumbrante costa desapareció detrás de los riscos y los árboles.

Cuando llegó, corrió loma abajo conmigo y se lanzó al río. Sus gritos de júbilo avergonzaron a nuestros privilegiados corazones, porque lo que debería haber sido un derecho de nacimiento se convirtió, en un solo segundo, en una realidad de riquezas inalcanzables.
Incluso cuando la sacamos de las heladas aguas, con los labios amoratados y los dientes castañeando, su alegría era tan contagiosa que enseguida supimos que aquellas vacaciones serían memorables.
La noche previa al día de Navidad la condujimos sigilosamente al oscuro salón para que encendiera las luces del árbol, y su cuerpo se estremeció con la excitación de lo inconcebible. Las luces eran de todas las formas, colores y tamaños y, en la oscuridad, convirtieron un mundo imaginado en otro de incandescente realidad.
-En una habitación como ésta los sueños se hacen realidad -declaró Jenny Penny.

Sarah Winman , "Cuando Dios era un conejo"

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© Fernanda Medina. …quieres hablar conmigo?