un mundo iluminado
fecha de publicación: 08/07/2014
En aquella casa existía con las visitas -aunque fueran inesperadas- una atmósfera de buen humor -la vida en general se contemplaba desde el buen humor- y un sentido de la generosidad que tanto se materializaba en un par de sandías y un melón, como en una caja de hortalizas y una sobrasada, o en la compañía en coche hasta la Batería -«No os vais a ir andando»- después de la cena y la tertulia bajo las estrellas.
Con el ruido del mar oscuro contra las rocas. Y el sueño. Uno de los grandes placeres de esa época: ser alzado en brazos hasta el coche -y eso sólo me ocurría en aquella casa-, sin llegar a despertarte del todo, la introducción y acomodo en el automóvil, el traqueteo por el camino sin asfaltar y vuelta a ser tomado en brazos y depositado en tu cama, no sin antes notar la brisa nocturna del trayecto a pie y oí el canto de la lechuza o el grito del alcaraván y las palabras del sargento dando novedades a mi padre. En aquella época, mis ojos eran una cámara fotográfica, y mis oídos, una grabadora en marcha. Aunque el tiempo, después, también horade la memoria y sea la muerte de quienes nos amaron lo que nos empuje a reconstruirla.
José Carlos Llop , "Solsticio"
Tecnicolor.es
Este es un sitio sin propósito comercial que tampoco incluye publicidad. Su única finalidad es la difusión cultural. Los derechos de autor de las ilustraciones mostradas y de las citas literarias pertenecen a sus autores y en su caso, a los editores, que son siempre citados a pie de ambas.
© Fernanda Medina. …quieres hablar conmigo?