un mundo iluminado
fecha de publicación: 08/04/2017
A todos nos ha pasado. Sentirse como un idiota es casi tan inevitable como enamorarse. De hecho, ser u idiota no tiene por qué ser algo malo. El delicado príncipe Lev Mishkin de Dostoievsky es un idiota en el sentido social más que en el intelectual y se mantiene al margen de la sociedad porque no comprende sus mecanismos: el dinero, el estatus, la cháchara sobre temas intrascendentes y las complejidades de la vida cotidiana le resultan impenetrables. Pero los lectores no pensamos en el príncipe Lev con ningún desprecio, sino con absoluto cariño y afecto. De hecho, todo el que se topa con él en la novela acaba al mismo tiempo exasperado y a la vez fascinado por su profundo conocimiento de una versión de la realidad que la mayoría de nosotros no vemos.
La próxima vez que se haga un silencio a tu alrededor, acuérdate del príncipe Lev. Mira a todo el mundo a los ojos y piensa que vas a recibir afecto en lugar de desdén. Es probable que aciertes.
Ella Berthoud y Susan Elderkin , "Manual de remedios literarios"
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