un mundo iluminado
fecha de publicación: 26/02/2011
Debía ser ya noche avanzada cuando me desperté; una débil claridad dibujaba a través de las cortinas, como un amanecer de invierno, la cuadrícula de las ventanas. Me levanté y aparté un momento una de las cortinas. El día aún estaba lejos, pero la tempestad se había calmado. La luna creciente navegaba por vastas playas vacías, orlando débilmente de blanco las grandes nubes hinchadas del buen tiempo, que viajaban muy despacio.
El aire purificado por la lluvia conservaba una transparencia vítrea y agradable de ver… Aquella noche despejada y tranquila, en la que iba venciendo la bonanza, me echaba de la casa; por un momento, se me ocurrió salir y vagar por los caminos secos y de nuevo resonantes, luego me volví a la cama y encendí una de las velas sin hacer ruido. La seguridad que emanaba de aquella noche me había sosegado; mis pensamientos empezaban a deslizarse por una nueva pendiente.
Julien Gracq , "El rey Cophetua"
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