un mundo iluminado
fecha de publicación: 24/02/2017
En medio de esta plazoleta, mi padre se detuvo. Yo lo llevaba del brazo aunque el no necesitaba de ese apoyo. Le dije: «Esta noche no veremos la Estrella Polar». Y él me respondió:»No, esta noche el cielo está cubierto». Después falleció allí mismo, de pie, y yo lo recosté en la nada; sus bellos ojos azules la miraban fijamente. Al cabo de dos meses habría cumplido ochenta y nueve años.
No creo en el alma inmortal, en su partida hacia el cielo; no creo en ninguno de los relatos religiosos que querrían hacernos creer que la muerte no existe y que la vida continúa cuando la nada lo ha tomado todo; no creo en ninguna idea que, de cerca o de lejos, se parezca a la metempsicosis o a la metensomatosis; no creo en los signos post mórtem. Pero creo, por haberlo vivido, por haberlo experimentado yo mismo, que aquella noche, en aquel momento, en aquella ocasión, mi padre me transmitió su legado. Me invitó a valorar la rectitud frente a los atajos, lo derecho frente al zigzag, las lecciones de la naturaleza frente a los extravíos de la cultura, me abrió las puertas a la vida de pie, a la palabra plena, a la riqueza de una sabiduría vivida. Me da una fuerza que no tiene nombre; una fuerza que obliga y que no da autoridad.
Michel Onfray , "Cosmos"
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