un mundo iluminado
fecha de publicación: 17/02/2017
El sol se filtraba entre las hojas nuevas, y el aire estaba impregnado de la fragancia de las flores del cerezo negro (Prunus serotina, prunus, cerezo, serotina, que florece tarde) que mis abejas trabajaban con entusiasmo. Me detuve a observarlas, bajo la luz del sol. El mundo parecía haber seguido adelante perfectamente sin que yo me percatase siquiera. De forma serena, y llena de gratitud, descubrí que esa parte de mí que se marchó, nutriendo tristeza y dolor, había regresado. Fin del larguísimo almuerzo.
Una vez de vuelta, empecé a hacer todo lo que uno hace cuando vuelve a la oficina después de comer. Despejé el escritorio, y atendí a los mensajes que me habían dejado. Llevaba fuera mucho tiempo, así que tenía una buena pila de cartas que despachar antes de poder acomodarme y abordar el trabajo de la tarde de mi vida, la tarea de construir un nuevo orden, una estructura sobre la que una mujer de cincuenta años pudiera vivir su vida a solas, en paz consigo misma y con el mundo que la rodea.
Sue Hubbell , "Un año en los bosques"
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