Tecnicolor

un mundo iluminado

ser sorpresa

fecha de publicación: 27/01/2018

ilustrador/es

Cada beso que doy a mi hijo cura la herida de uno que anhelé y no recibí; es más, ha resultado ser lo único que podía curar esas heridas. Antes de que mi hijo naciera, me angustiaba por si sería o no capaz de amarlo. Ahora me preocupa que mi amor sea demasiado inmenso para que él lo entienda. Él necesita conocer el amor de una madre, y aquí estoy yo, impotente para expresarle toda la plenitud del mío.
La vida es así de rara. Mientras mi hijo crecía en mi seno, yo respiraba por los dos. Ahora asisto a sus pequeñas funciones escolares, me siento entre el público y sólo veo su carita, aunque el escenario esté atestado de niños. Respiro hondo después de que cante cada estrofa, como si pudiera oxigenar su cuerpo a distancia, por la pura fuerza de mi amor. Está creciendo, y cada día he de dejarlo marchar un poco más. He aprendido que criar un niño es básicamente la larga y lenta agonía de dejarlo marchar.

Hope Jahren , "La memoria secreta de las hojas"

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© Fernanda Medina. …quieres hablar conmigo?